Tipos de piel
El estudio de las características de la piel en cosmética es fundamental, pues de cada evaluación se determina el cosmético adecuado para su uso.
La cosmetología actual, en plena congruencia con la dermatología, ha definido cuatro clases de piel que enmarcan bien las características de cada una: Piel normal, piel seca, piel grasa y pieles mixtas.
Los dermatólogos definen un tipo sensible, como 5ª variedad de piel, dentro de dicha categoría puede existir la llamada piel atópica o piel sensible como tal.
Piel normal: Es la piel de textura y grosos adecuado, fresca, luminosa, bien nutrida, sus poros finos, y mantiene un PH adecuado para que la flora normal pueda ejercer su labor de defensa como barrera inmunológica, responder a los cambios de temperatura y humedad manteniendo el equilibrio interno de hidratación, aporte adecuado de nutrientes y vitaminas.
Piel seca: Es una piel descamativa, de poros dilatados, con tendencia a arrugas sobretodo en pliegues y en facie, descamación, eritema, sin brillo, aspecto seco o xerótico. Es más pronunciado en sitios expuestos, pero se manifiesta en toda su extensión.
Puede ser de carácter genético pero también se asocia a exposición prolongada al frío, al sol, cambios hormonales, y como tendencia por ingesta de fármacos que provocan sequedad de piel y mucosas.
Puede ser de carácter genético pero también se asocia a exposición prolongada al frío, al sol, cambios hormonales, y como tendencia por ingesta de fármacos que provocan sequedad de piel y mucosas.
Puede ser manifestación de algún proceso dermatológico como: psoriasis, dermatitis o eczemas.
Piel grasa: Piel gruesa con poros dilatados, tendencia al acné, con comedones, puede ser seborreica o deshidratada, en las zonas del folículo piloso es donde más se manifiesta esta tendencia, pero su aspecto graso es general.
Piel mixta: Hay aspectos de ambos tipos de pieles, el área del centro facial es generalmente de aspecto graso, el lateral externo con tendencia seca en la cara, generalmente, los pliegues son más grasos, y las áreas expuestas tienden a ser de apariencia seca.
Piel sensible: El síntoma subjetivo de la piel sensible está dado por una sensación de sequedad, opresión, picazón, ardor, que se manifiesta por alguna enfermedad (la dermatitis es la más común), cosméticos irritantes, también se puede ver en el atópico, pero es un estado que depende en la exposición a la luz del sol, etnia, edad, genética, hidratación y protección adecuada, así como, debido a la aplicación de cosméticos sin la clasificación adecuada.
Todo esto puede estar agravado por el aire acondicionado, los cambios de temperatura, el frío, el calor, el sol, y hasta la dieta que tenemos por costumbre. Suele disminuir con la adultez, es más típico en adolescentes y jóvenes.
La clasificación adecuada para el uso de un cosmético debe ser en base al tipo de piel, la actividad a desarrollar y el nivel de exposición a la luz. La Cosmética conlleva una valoración personal de quién la va utilizar, así como del consejo pertinente para un uso adecuado y protección específica. Hidratar bien desde dentro nuestra piel, y que reciba los elementos para que este órgano trabaje a plenitud.
El uso de cremas hidratantes, lociones, sales de baño, tónicos, espumas, y en definitiva, toda la gran variedad de productos en términos cosmetológicos, es muy bueno desde el punto de vista tópico (siempre que se utilicen claro está, productos adecuados), ayuda a mantener el aspecto fresco, hidratado, luminoso, y juvenil, pero recordemos que el aporte interno de agua, vitaminas, oligoelementos y una dieta equilibrada, es la compensación interna que mantiene el trabajo de la cosmética, sin ello, el efecto de la misma es muy fugaz.
Hacer primero una valoración adecuada del tipo de piel que tenemos, las condiciones en que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, y el nivel de exposición a la luz, son factores claves para una correcta utilización de la cosmética adecuada a nuestra piel.