Composición química del ajo y sus beneficios
para nuestro organismo
Las virtudes medicinales atribuidas al ajo son comprobadas y
verificadas a finales del siglo XIX, cuando Louis Pasteur demuestra que es un
antibiótico natural. Posteriormente, el doctor Arthur Stoll, un médico suizo
ganador del Premio Nobel, da a conocer uno de los componentes básicos del ajo:
una sustancia llamada Aliina que es
volátil. De este modo, cuando se pica, trocea o machaca el ajo, la aliina se
convierte en alicina y se libera provocando su característico olor.
Si nos encontramos ante un preparado de ajo al que se le ha
eliminado su olor, podemos desconfiar del contenido de alicina del mismo y, por
tanto, de su potencial real.
Existen numerosos estudios que muestran que existe una
relación entre el aumento del consumo de ajo y una reducción en el riesgo de
ciertos tipos de cáncer.
Además
de una medicina, el ajo es un alimento natural. Es una planta que no debería
faltar nunca en la mesa y debería comerse siempre cruda, pues la cocción,
destruye sus componente esenciales. Se debería comer en ensaladas crudo para no
destruir sus propiedades medicinales.
Aliína: Es un sulfóxido derivado del aminoácido cisteína. Es
poco olorosa y con mínimos efectos terapéuticos, pero al ponerse en contacto
con una enzima (la alinasa) ocasiona la aparición de la alicina.
Alicina: derivado de la catálisis de la aliína por parte de
la alinasa. Tiene una variedad de propiedades antimicrobianas, tiene actividad
antifúngica, especialmente contra Candida albicans, hipertensivas, hipoglucémicas
y anticancerosas.
Adenosina: Actúa en el sistema cardiovascular, mejorando la
circulación de la sangre en vasos obstruidos por grasas y lípidos. Desempeña también
un importante papel como neuromodulador en el sistema nervioso central.
Quercetina: Es un flavonoide con propiedades antidiabéticas
gracias a que protege a las células de la nefropatía diabética. También presenta
propiedades analgésicas, vasodilatadoras, antiartríticas, y antiinflamatorias.