La radiación solar que llega a la piel es superior a la que ésta puede resistir, por lo que es necesaria una protección adicional
Los filtros solares son
sustancias que hacen que un
producto se convierta en protector solar, atenuando o disminuyendo los efectos
de las radiaciones sobre nuestra piel.
La luz solar se compone de fotones, esta se descompone solo
al pasar por un medio transparente (agua o cristal) y nos permite ver los
colores básicos del arcoíris, mientras, solo apreciamos la luz blanca, la luz
solar está compuesta por ondas electromagnéticas que se descomponen en luz
blanca (única visible), luz ultravioleta, y luz infrarroja.
Nos ocupa la luz ultravioleta, que no es visible al ojo
humano, pero es la más dañina para nuestro cuerpo, pudiendo provocar quemaduras
profundas y secuelas irreversibles.
Al llegar los fotones de
luz ultravioleta a nuestra piel,
se activan los componentes químicos presentes en los filtros solares que hemos
aplicado sobre la misma de manera preventiva, mediante reacción fotoquímica,
los filtros realizan la absorción de dichos fotones y logran atenuar los
efectos de la luz sobre la piel, disminuyendo la capacidad de penetración y de
su potencia.
Es por ello que se recomienda aplicar los filtros un rato
antes y mantener su aplicación cada dos horas si estamos expuestos de manera
perenne o mantenida, en un medio donde la luz nos llega directamente sobre
nuestro cuerpo: el mar, la arena, la nieve. Todos ellos son medios
birrefringentes capaces de permitir la refracción doble, con su notable
consecuencia para la piel a corto y largo plazo.
Existen dos tipos de filtros solares: químicos y físicos.
- Los filtros químicos están constituidos por sustancias como el Methylparaben, capaces de reaccionar frente a la luz, desdoblarse y proteger nuestra piel como una película fina imperceptible a la vista.
- Los filtros físicos están compuestos por minerales, actúan a manera de escudo o barrera haciendo que los fotones de luz reboten y no puedan penetrar a través de la piel, son mejor tolerados por pieles sensibles, y no actúan mediante reacción fotoquímica, sino como pantalla total, su efecto es más rápido, actúan de forma inmediata, aunque duran menos, por lo que se recomienda aplicarlos en intervalos cortos mientras se esté expuesto al sol. Se recomienda aplicarlo cada dos horas, e incluso con menos intervalo si nos encontramos dentro del agua, o sentados en la arena.
Los filtros solares pueden presentarse en diferentes
variedades: cremas, spray, lociones…., pero hemos de tener presente que ninguno
de ellos (tanto los químicos como los físicos) nos ofrecen 100% de protección,
por lo que, además de tenerlos aplicados debemos hacer protección extrema según
nuestra piel y nuestra vulnerabilidad dermatológica.
Se debe tener un mayor cuidado en pieles actínicas, con
abundantes lunares, antecedentes de melanoma familiar, pieles sensibles por
acción fotoquímica en presencia de tratamientos previos con fármacos
fotosensibles. En general, todas aquellas personas que tienen mayor
predisposición a sufrir quemaduras solares, tal es el caso de los niños, y
personas con poca defensa, con piel blanca y rubios, albinos.
Se recomienda hacer uso mesurado en la exposición al sol
aunque estemos cubiertos por los filtros solares, además de no dar 100% de protección
nos hace más vulnerables, por el concepto de que, al tenerlos aplicados,
estamos más confiados en exponernos.
En el caso de los niños tiene un efecto más nocivo, dado
que son más sensibles al sol, debido a
su menor superficie corporal, con menos tiempo de exposición sufren el mismo o
peor efecto. La aplicación debe ser amplia,
la aparición de dermatosis irritativas por efectos de las quemaduras
solares es más frecuente, y las secuelas más temidas.
No solo debemos proteger la piel, hay que hacer el mismo
aparte con las mucosas, ojos, pelo, y todo nuestro cuerpo. De igual modo actúa
de forma dañina sobre la queratina del cabello o la retina, aunque la pérdida
visual no se presenta inmediatamente. A lo largo de la vida, con el efecto
añadido del tiempo, los fotones de luz, hacen estrago en nuestros ojos, por lo
que se recomienda usar lentes oscuras, y sombrero ala ancha para ir al mar.
Nuestro cuerpo se defiende de los efectos solares, la piel
se engrosa y arruga por la oxidación y la acción de los radicales libres, además pierde colágeno y la fibra elástica se fragmenta, por lo que
aparecen las estrías y manchas.
Todos estos efectos podemos evitarlos con el uso de una
protección adecuada siempre, no solo cuando vamos a la playa, sino cada vez que
nos exponemos al sol, en el campo, en nuestro jardín o simplemente cuando nos
exponemos a muchas horas bajo los efectos del sol en cualquier labor. Tenemos
la idea que: la protección y el uso de filtros se reduce a la época de
vacaciones, nada más equivoco, hay que recordar que almacenamos toda la
información en nuestra piel, ella guarda celosamente toda la historia de
exposición, la memoria de los linfocitos
en la piel almacena muy bien todos los datos
de por vida.
Hay que hacer una selección adecuada del filtro solar, según
nuestro rango de defensa, pieles blancas con poca melanina, pantalla total,
podremos tener una piel luminosa, hidratada y sin lesiones con riesgo
degenerativo, no debemos olvidar que, aunque no vemos la luz ultravioleta,
siempre está presente, y sus efectos no dejan lugar a duda.
Sombrillas,
sombreros, gafas de sol...y por supuesto...nuestro filtro solar, configuran
parte indispensable de nuestras vacaciones en el mar.