Composición química del pepino y sus beneficios para nuestro organismo
El pepino es el fruto de una planta herbacea que pertenece a
la familia de las Cucurbitáceas, al igual que frutas como la sandía o el melón
y otras hortalizas como la calabaza y el calabacín.
De piel verde con ligeros tonos amarillentos en sus
extremos, contiene una carne o pulpa blanquecina en cuyo centro se encuentran
las semillas.
Las variedades de pepinos se pueden clasificar en función de
diversas características como su tamaño, forma y color de la piel.
Entre las sustancias que pueden resultar beneficiosas para
el organismo se encuentran una gran cantidad de fibra, así como vitaminas de
los grupos C, A, E y B. Estas resultan esenciales para la vista, el perfecto
estado de la piel, el pelo, las mucosas o los huesos, además del regular
funcionamiento del sistema inmunológico, la producción de glóbulos rojos y
blancos o la formación de anticuerpos del sistema inmunológico. En concreto, la
vitamina E interviene en la estabilidad de las células sanguíneas y la
fertilidad; la vitamina C posee acción antioxidante, colaborando en la creación
del colágeno, huesos, dientes, aumentando la resistencia a infecciones y
absorción de hierro.
Existe una sustancia en la composición del pepino, el sitoterol,
que le proporciona acción antiinflamatoria, hipoglucemiante y favorece las
defensas del ser humano, por lo que resultan recomendables en pacientes con
artritis reumatoide, diabetes o hiperplasia benigna de la próstata.
El pepino tiene una acción neutralizante sobre aquellas
sustancias de desecho ácidas que se producen en el organismo como consecuencia
del mantenimiento de una alimentación rica en productos de origen animal.
Facilita
la eliminación por vía urinaria y dérmica de sustancias de desecho del
organismo que circulan por sangre.
Ácido glutámico: Es uno de los aminoácidos más abundantes
del organismo y el neurotransmisor más
común en el sistema nervioso central, mediado por la estimulación de receptores
específicos denominados receptores de glutamato. Ayuda a la producción del
ácido clorhídrico, controla los niveles de amoniaco en el cerebro. Interviene
específicamente en la utilización de la glucosa por las células del cerebro.
Leucina: Es un aminoácido esencial y no puede ser producido
por el cuerpo, por lo tanto tiene que ser obtenido a través de los alimentos o
suplementos dietéticos.
Es eficaz para mantener los niveles de azúcar en la sangre y
también aumenta la producción de hormona del crecimiento. La leucina se combina
con la isoleucina y valina para proteger y proveer de combustible a los
músculos, y también ayuda a aumentar los niveles de resistencia y aumentar la
energía.
Prolina: Es un aminoácido no esencial que se formará a
través del ácido glutámico. La principal función de la prolina es la producción
de colágeno. Trabaja con la vitamina C para ayudar a mantener sanos los tejidos
conectivos. La presencia de estos aminoácidos aumenta la resistencia a la
degradación proteica del gluten.
Serina: Es un
aminoácido no esencial que es bastante importante en la creación de varios
neurotransmisores por lo que es un valioso nutriente en el cerebro, metabolizar
grasas y ácidos grasos, contribuye en la desintoxicación del organismo,
mantiene un buen funcionamiento del sistema inmunológico y se da en el
crecimiento muscular.
Se encuentra en las vainas de mielina (capa aislante que se
forma alrededor de los nervios, incluyendo los que se encuentran en el cerebro
y la médula espinal, y está compuesta de proteína y sustancias grasas) que
recubren los nervios que se ubican en el cerebro; sin la serina estas se
adelgazarían o desaparecerían provocando que los nervios transmitan mensajes a
todo el cuerpo. Se requiere para producir el triptófano y la serotonina para
regular el humor, depresión y ansiedad.